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Guía Definitiva de Coordinación de Protecciones Eléctricas

La coordinación de protecciones eléctricas es el análisis de ingeniería que garantiza una respuesta selectiva y rápida de los dispositivos de protección —como relevadores, interruptores y fusibles— ante una falla en el sistema eléctrico. Su objetivo principal es aislar únicamente la sección afectada del circuito, minimizando la interrupción del servicio en el resto de la red para asegurar la máxima continuidad operativa y seguridad, en cumplimiento con normativas como CFE, LAPEM, IEC e IEEE.

El Rol Fundamental de la Coordinación de Protecciones

Diagrama ilustrativo de un sistema eléctrico de media tensión con relevadores y seccionadores

Una correcta coordinación funciona como el sistema nervioso de una red eléctrica de media y alta tensión. Establece una jerarquía de protección diseñada con precisión, donde cada interruptor, reconectador, seccionador y fusible tiene un rol definido y sabe exactamente cuándo y cómo debe actuar. Esta secuencia lógica y coreografiada es indispensable para que cualquier sistema de potencia sea confiable, seguro y cumpla con los estándares de la industria.

Cuando esta coordinación falla, las consecuencias son graves. Un dispositivo “aguas arriba”, alejado de la falla, podría operar innecesariamente, causando interrupciones en áreas mucho más extensas de lo debido. Esto no solo afecta la continuidad del servicio, sino que somete a equipos críticos —como transformadores y seccionadores— a estrés eléctrico y mecánico que reduce su vida útil y compromete la integridad del sistema.

Objetivos Clave de una Coordinación Exitosa

El diseño de un esquema de protección es un proceso técnico riguroso que persigue objetivos específicos. Un estudio profesional de coordinación de protecciones eléctricas siempre buscará optimizar cuatro pilares para asegurar un desempeño predecible y seguro.

Estos principios son fundamentales para la fiabilidad del sistema:

  • Selectividad: Garantiza que solo el dispositivo de protección más cercano a la falla actúe, aislando el problema de forma quirúrgica sin afectar el resto de la red.
  • Rapidez: Despeja la falla en el menor tiempo posible para limitar los daños a los equipos, minimizar el riesgo de arc flash y proteger al personal.
  • Sensibilidad: Asegura que los dispositivos de protección sean capaces de detectar incluso las corrientes de falla de menor magnitud, evitando que condiciones anómalas pasen desapercibidas.
  • Respaldo (Retaguardia): Proporciona un plan de contingencia. Si el dispositivo de protección primario falla, el siguiente en la jerarquía debe actuar para despejar la falla y evitar daños mayores.

Un estudio de coordinación no es un gasto, es una inversión directa en la resiliencia y confiabilidad de su operación. Transforma un conjunto de dispositivos de protección individuales en una red inteligente y jerárquica que defiende activamente sus activos más valiosos.

En México, este análisis es de vital importancia, ya que se estima que entre el 80% y 95% de las perturbaciones en el sistema eléctrico nacional ocurren en las redes de distribución. Una coordinación bien ejecutada es la defensa más efectiva para mitigar el impacto de estas fallas, asegurando la operación selectiva de los equipos y evitando interrupciones a gran escala. Para un análisis más profundo, puede explorar la relevancia de estos estudios en este análisis técnico.

Los 4 Pilares de una Coordinación de Protecciones Efectiva

Curvas tiempo-corriente (TCC) mostrando la coordinación entre diferentes dispositivos de protección eléctrica.

Una coordinación de protecciones eléctricas robusta no se basa en un solo concepto, sino en el equilibrio de cuatro principios técnicos interdependientes. Estos pilares, alineados con estándares internacionales como el IEEE 242 (conocido como Buff Book), garantizan que el sistema reaccione de manera óptima ante cualquier contingencia.

Descuidar cualquiera de estos pilares compromete la integridad de toda la red, resultando en interrupciones innecesarias, daños a equipos costosos y, en el peor de los casos, riesgos de seguridad para el personal. A continuación, desglosamos cada uno para entender su importancia crítica.

1. Selectividad

La selectividad es la inteligencia operativa del sistema. Su misión es asegurar que, ante una falla, solo actúe el dispositivo de protección ubicado inmediatamente “aguas arriba” del punto del problema.

Este principio es crucial para la continuidad del servicio. Por ejemplo, en un sistema industrial, una falla en un circuito derivado no debería causar la apertura del interruptor principal de la subestación. La selectividad aísla el problema localmente, manteniendo el resto de la operación en funcionamiento. La falta de selectividad es una causa común de apagones a gran escala provocados por fallas menores.

2. Rapidez

En sistemas de potencia, cada milisegundo durante una falla cuenta. La rapidez es la capacidad del sistema de protección para detectar y eliminar una falla en el menor tiempo técnicamente posible.

Un despeje rápido limita la energía liberada durante el evento (I²t), lo que se traduce en beneficios tangibles:

  • Menor daño a equipos: Reduce el estrés térmico y mecánico en cables, transformadores y otros componentes.
  • Mayor seguridad para el personal: Disminuye drásticamente la energía de arco eléctrico (arc flash).
  • Mejora de la estabilidad del sistema: Evita que una falla local se propague y cause una perturbación mayor en la red.

Por supuesto, la rapidez debe estar coordinada con la selectividad. Un sistema demasiado rápido puede causar operaciones incorrectas. Por ello, los ingenieros definen intervalos de tiempo precisos entre dispositivos para garantizar la secuencia de operación correcta.

Un sistema de protección efectivo debe ser tan rápido como sea necesario para proteger los activos, pero tan lento como sea posible para mantener la selectividad.

3. Sensibilidad

La sensibilidad es la capacidad de los relevadores y otros dispositivos de protección para detectar incluso las corrientes de falla de baja magnitud. No todas las fallas son cortocircuitos francos con miles de amperes; algunas son fallas de alta impedancia o condiciones incipientes.

Un sistema con alta sensibilidad puede identificar estas corrientes anómalas que un ajuste de protección conservador ignoraría. Si no se detectan, estas fallas pueden escalar hasta convertirse en eventos catastróficos. Este pilar es especialmente crítico en redes con generación distribuida o en puntos alejados de la subestación, donde las corrientes de falla disponibles son menores.

4. Respaldo o Retaguardia

Ningún equipo es infalible. El respaldo (o retaguardia) es el plan de contingencia integrado en el diseño del sistema de protección. Si el dispositivo primario no opera debido a una falla mecánica o eléctrica, otro dispositivo de protección, ubicado más arriba en el sistema, debe actuar para despejar la falla.

Este dispositivo de respaldo está configurado para operar con un retardo de tiempo deliberado, dando la oportunidad al dispositivo primario de actuar primero. Sin un esquema de respaldo adecuado, la falla de un solo componente podría dejar una sección crítica de la red sin protección, con consecuencias severas.

Para visualizar cómo estos pilares se interrelacionan, la siguiente tabla resume sus funciones y los riesgos asociados a una mala implementación.

Pilares de la Coordinación de Protecciones

Principio Objetivo Principal Consecuencia de una mala implementación
Selectividad Aislar únicamente la parte del sistema donde ocurre la falla, minimizando el impacto del apagón. Apagones innecesarios y de gran alcance por una falla menor en un circuito derivado.
Rapidez Despejar la falla en el menor tiempo posible para limitar los daños térmicos y mecánicos en los equipos. Daños severos en cables y transformadores, mayor riesgo de arc flash y pérdida de estabilidad del sistema.
Sensibilidad Detectar incluso las corrientes de falla más pequeñas o incipientes antes de que escalen. Fallas de alta impedancia o de bajo nivel no son detectadas, evolucionando hasta causar daños catastróficos.
Respaldo Asegurar que la falla sea despejada aunque el dispositivo de protección primario no opere correctamente. Una falla en un solo relevador o interruptor puede dejar una sección crítica de la red sin protección alguna.

En resumen, estos cuatro principios son los cimientos de un sistema eléctrico seguro, confiable y resiliente. Un ingeniero de protecciones debe dominarlos y balancearlos adecuadamente para cada aplicación específica.

El Estudio de Cortocircuito: La Piedra Angular de Todo

Para diseñar una estrategia de protección efectiva, es imperativo conocer las condiciones de falla a las que se enfrentará el sistema. El estudio de cortocircuito es el análisis que determina las corrientes máximas que podrían circular en cualquier punto de la red durante una falla eléctrica.

Este estudio no es un paso opcional; es el fundamento sobre el que se construye toda la coordinación de protecciones eléctricas.

Intentar coordinar protecciones sin los datos precisos de este análisis es inviable. ¿Cómo se podría ajustar un relevador de sobrecorriente o seleccionar la capacidad interruptiva de un interruptor sin conocer el peor escenario posible? Una selección inadecuada de equipos puede resultar en fallas catastróficas, mientras que un sobredimensionamiento incrementa los costos y reduce la sensibilidad de las protecciones.

En esencia, este estudio crea un modelo detallado del sistema eléctrico, desde el punto de acometida de CFE hasta la carga final. Se consideran las impedancias de todos los componentes —transformadores, cables, generadores— para calcular con precisión los niveles de falla.

¿Por qué es un requisito no negociable?

Más allá de ser una mejor práctica de ingeniería, el estudio de cortocircuito es una obligación normativa. En México, la NOM-001-SEDE-2012 (Norma Oficial Mexicana de Instalaciones Eléctricas) lo exige de manera mandatoria para garantizar la seguridad de las instalaciones.

Cumplir con esta norma es un paso indispensable para obtener la verificación de la instalación (UVIE), sin la cual no es posible energizar un proyecto de media o alta tensión. Esta exigencia asegura que la instalación sea capaz de soportar las condiciones más severas, protegiendo tanto los activos como, fundamentalmente, la vida de las personas.

El estudio de cortocircuito reemplaza las suposiciones con datos precisos. Proporciona los valores necesarios para que cada dispositivo de protección, desde el fusible más simple hasta el relevador digital más avanzado, esté calibrado para operar exactamente cuándo y cómo debe hacerlo.

Es importante recordar que este estudio no es estático. Debe actualizarse siempre que ocurran cambios significativos en el sistema, como la adición de un transformador de mayor capacidad, la instalación de un motor grande o modificaciones en la red de CFE.

El Proceso para Calcular las Fallas

Realizar un estudio de cortocircuito riguroso sigue una metodología estandarizada, apoyada por software especializado como ETAP, SKM o DIgSILENT. El proceso general incluye los siguientes pasos:

  • Recopilación de información: Se reúne toda la documentación del sistema, incluyendo el diagrama unifilar, datos de placa de transformadores, longitudes y calibres de cables, y la corriente de cortocircuito disponible en el punto de acometida.
  • Modelado del sistema: Se crea un modelo digital de la red donde cada componente es representado por su impedancia característica.
  • Cálculo de corrientes de falla: El software simula diferentes tipos de fallas (trifásicas, monofásicas a tierra, etc.) en puntos clave del sistema (nodos o barras).
  • Generación de reporte: Se obtiene un informe detallado con los valores de corriente de cortocircuito (simétricos y asimétricos) en cada nodo. Con este reporte, el ingeniero de protecciones puede tomar decisiones informadas.

Este análisis es crucial para la seguridad y el cumplimiento normativo. Por ejemplo, una subestación con una carga instalada superior a 100 kW debe cumplir con el Procedimiento de Evaluación de la Conformidad (PEC) de la NOM-001-SEDE, que exige este estudio explícitamente.

La experiencia en subestaciones en México demuestra que la aplicación rigurosa de estos análisis ha permitido reducir hasta en un 50% el tiempo de interrupción ante fallas, validando su impacto directo en la confiabilidad del sistema. Para más información, puede consultar la importancia de estos estudios eléctricos en la normativa mexicana.

Cómo Realizar un Estudio de Coordinación Paso a Paso

Realizar un estudio profesional de coordinación de protecciones eléctricas es un proceso metódico que exige precisión en la recopilación de datos y rigor técnico en el análisis. El objetivo es lograr que cada dispositivo de protección actúe en armonía con los demás, creando un sistema inteligente que responda de forma óptima ante cualquier falla.

El proceso comienza mucho antes de trazar la primera curva en el software. La primera fase, y la más crítica, es la recopilación de información. Si los datos de partida no son precisos y confiables, todo el análisis posterior carecerá de validez.

Esta fase inicial de recopilación de datos es la piedra angular de un estudio exitoso.

Fase 1: Recopilación de Datos del Sistema

Para comenzar, es necesario obtener una radiografía completa y detallada de la red eléctrica. El objetivo es reunir toda la documentación técnica que permita modelar el sistema con la máxima fidelidad.

La lista de documentos imprescindibles incluye:

  • Diagrama unifilar actualizado: Este es el mapa del sistema. Debe reflejar con total precisión cada equipo, sus conexiones y los puntos de interconexión con la red de CFE.
  • Datos del estudio de cortocircuito: Proporciona los valores de corriente de falla, tanto máximos como mínimos, en cada nodo clave del sistema.
  • Especificaciones de equipos: Hojas de datos e información de placa de cada transformador, cable, motor, generador y, por supuesto, de todos los dispositivos de protección (interruptores, fusibles, relevadores).
  • Curvas Tiempo-Corriente (TCC): Cada dispositivo tiene una curva de operación característica. Es crucial contar con las curvas oficiales proporcionadas por fabricantes reconocidos como G&W Electric, Arteche o ABB.

Con esta información completa, el ingeniero de protecciones puede proceder al análisis.

Fase 2: Trazado y Análisis de las Curvas TCC

En esta fase, la coordinación se vuelve visual. Utilizando software especializado, se superponen las curvas TCC de los dispositivos en serie, trabajando desde la carga (“aguas abajo”) hacia la fuente de alimentación (“aguas arriba”). El objetivo es asegurar que exista un margen de tiempo adecuado entre la operación de un dispositivo y su respaldo.

Este proceso se realiza de manera escalonada. Por ejemplo, primero se coordina el fusible de un transformador con el interruptor del alimentador que lo protege. Luego, se coordina ese interruptor con el interruptor principal de la subestación. Cada par de dispositivos debe tener un Intervalo de Tiempo de Coordinación (CTI) que evite operaciones simultáneas.

Un CTI típico entre relevadores de sobrecorriente es de 0.3 a 0.4 segundos. Este margen considera el tiempo de apertura del interruptor, la sobrecarrera en relevadores electromecánicos y un factor de seguridad.

La siguiente infografía simplifica este flujo de trabajo.

Infografía que muestra el proceso de coordinación de protecciones en tres pasos: Recopilación de datos, trazado de curvas TCC y ajuste de relevadores.

El diagrama resume cómo la información precisa del sistema alimenta el análisis visual de las curvas, lo que conduce a los ajustes finos que garantizan una operación selectiva.

Fase 3: Ajuste de Parámetros y Simulación

Una vez trazadas las curvas, comienza el ajuste fino de los parámetros. El ingeniero manipula los ajustes de los relevadores de sobrecorriente (funciones ANSI 50 y 51) para lograr la selectividad óptima sin sacrificar la velocidad.

Los ajustes clave son:

  • Pick-up (Arranque): Valor de corriente a partir del cual el relevador comienza a medir el tiempo para operar.
  • Dial de Tiempo o Multiplicador (TMS/TD): Ajusta la rapidez de la curva de tiempo inverso.
  • Ajuste Instantáneo: Umbral de corriente para un disparo inmediato, utilizado para protección contra cortocircuitos severos.

Herramientas de software como ETAP, SKM o DIgSILENT PowerFactory son indispensables en esta fase. Permiten simular diversos escenarios de falla para verificar que los ajustes propuestos funcionarán correctamente en la práctica.

Un proyecto reciente en una subestación industrial en México demostró que una coordinación de protecciones eléctricas optimizada mediante simulación redujo en un 35% el impacto económico de los daños por fallas. Puede consultar más detalles sobre la aplicación de estas herramientas en este estudio técnico.

Ejemplos Prácticos de Coordinación en Media Tensión

Técnicos de una empresa de servicios eléctricos realizando mantenimiento en un reconectador de media tensión.

La teoría y las curvas TCC son la base, pero el valor de una coordinación de protecciones eléctricas bien diseñada se demuestra en la operación diaria. A continuación, se presentan dos escenarios comunes en media tensión donde la correcta coordinación es crucial para la confiabilidad y seguridad del sistema.

Estos ejemplos ilustran cómo la tecnología de fabricantes como G&W Electric, Arteche o ABB, implementada con un análisis riguroso, transforma un sistema de protección en una red de defensa activa y eficiente.

Coordinación en Redes de Distribución con Reconectadores

Las fallas temporales en líneas aéreas (causadas por ramas de árboles, aves o descargas atmosféricas) representan cerca del 80% del total de las fallas en redes de distribución de CFE y otras empresas de servicios públicos.

Tradicionalmente, un fusible de expulsión opera ante cualquier falla, sea temporal o permanente, causando una interrupción y requiriendo la movilización de una cuadrilla para su reemplazo. Esto afecta negativamente los indicadores de continuidad del servicio como SAIDI y SAIFI.

La coordinación inteligente entre un reconectador y los fusibles aguas abajo resuelve este problema:

  • Detección de la falla: Ante una falla, el reconectador (como los modelos Viper de G&W Electric) abre el circuito.
  • Operación de “reconexión”: Tras una breve pausa, el reconectador intenta cerrar. Si la falla era temporal, el servicio se restablece automáticamente sin que el fusible opere.
  • Aislamiento de fallas permanentes: Si la falla persiste, el reconectador ejecuta una secuencia de aperturas y cierres. Si el problema no se resuelve, el equipo se bloquea en posición abierta, permitiendo que el fusible más cercano a la falla la aísle de forma definitiva.

El resultado es una mejora significativa en la confiabilidad. Las fallas transitorias se resuelven sin intervención humana, y solo las fallas permanentes requieren el desplazamiento de personal.

La correcta coordinación entre un reconectador y los fusibles aguas abajo es la estrategia más efectiva para mejorar los índices de continuidad del servicio eléctrico. Permite que el sistema se “cure” a sí mismo de la gran mayoría de las fallas, reservando la operación de los fusibles solo para problemas graves y permanentes.

Selectividad en Subestaciones Industriales

En una planta industrial, una interrupción no planificada representa pérdidas económicas directas. La coordinación de protecciones eléctricas entre el interruptor principal de la subestación y los interruptores de los circuitos derivados es vital.

El objetivo es lograr una selectividad total: una falla en un motor debe ser despejada únicamente por el interruptor de ese circuito, sin afectar al resto de la planta.

Consideremos un cortocircuito en un motor de gran capacidad:

  • Coordinación Incorrecta: Sin selectividad, tanto el interruptor del motor como el interruptor principal podrían operar simultáneamente, causando un apagón general innecesario.
  • Coordinación Correcta: Con un estudio adecuado, el relevador del circuito del motor se ajusta para una operación instantánea. El relevador del interruptor principal se configura con un retardo de tiempo intencional (típicamente de 0.3 a 0.5 segundos).

Esta fracción de segundo es crucial. Permite que el interruptor del motor despeje la falla localmente. El interruptor principal solo actuará como respaldo si el primario falla. Así, se garantiza que el impacto de la falla sea mínimo y el resto de la planta continúe operando.

Más que un Requisito: la Coordinación como Pieza Clave de la Confiabilidad

En conclusión, la coordinación de protecciones eléctricas es mucho más que un requisito normativo; es una inversión estratégica en la resiliencia y confiabilidad del sistema eléctrico. No es un gasto, sino una ventaja competitiva que se refleja en la continuidad operativa.

Los beneficios son tangibles: interrupciones más cortas y localizadas, protección de activos costosos y, lo más importante, la garantía de seguridad para el personal. Un sistema bien coordinado convierte un conjunto de dispositivos en una red de defensa inteligente y proactiva.

La Coordinación es un Proceso Vivo, no una Foto Estática

Un error común es considerar el estudio de coordinación como un documento estático. La red eléctrica es un sistema dinámico que evoluciona. La adición de nuevas cargas, la expansión de la planta o cambios en la red del suministrador pueden hacer que los ajustes de protección existentes queden obsoletos.

Por ello, es crucial mantener el estudio actualizado:

  • Actualización periódica: Se recomienda revisar y actualizar los estudios cada cinco años, o de inmediato si ocurren cambios significativos en el sistema.
  • Mantenimiento preventivo: La integridad de los interruptores y relevadores es crítica. Un plan de mantenimiento predictivo asegura que estos equipos responderán correctamente cuando sea necesario.
  • Uso de tecnología adecuada: Apoyarse en relevadores y dispositivos de protección modernos de marcas reconocidas como Hitachi Energy, ABB o G&W Electric garantiza la precisión y velocidad que requieren los sistemas actuales.

Una buena coordinación de protecciones, soportada por equipos de calidad y un mantenimiento proactivo, es la firma de una operación eléctrica moderna, segura y eficiente. Es una pieza fundamental en la estrategia para garantizar la continuidad del negocio.

En resumen, invertir en una coordinación de protecciones bien diseñada y actualizada es proteger el núcleo de su productividad. Es la certeza de que, ante una falla eléctrica, el impacto será mínimo, permitiendo una rápida recuperación operativa.

Resolviendo las Dudas Más Comunes sobre Coordinación de Protecciones

Para finalizar, abordamos algunas de las preguntas más frecuentes de ingenieros y responsables de mantenimiento sobre la coordinación de protecciones eléctricas, ofreciendo respuestas claras y prácticas.

¿Cada cuánto tiempo tengo que actualizar un estudio de coordinación?

El estándar de la industria, respaldado por normas como el IEEE 242 (Buff Book), recomienda una revisión completa cada cinco años.

Sin embargo, ciertas situaciones exigen una actualización inmediata:

  • Cambios en la red de CFE: Modificaciones en la infraestructura o capacidad de cortocircuito del suministrador.
  • Aumento significativo de carga: Instalación de nuevos transformadores, motores de gran tamaño o expansión de líneas de producción.
  • Reemplazo de equipos de protección: La sustitución de un interruptor o relevador requiere un nuevo cálculo de ajustes.

Un estudio desactualizado es tan riesgoso como no tener ninguno, ya que puede resultar en una pérdida de selectividad y paros de planta innecesarios.

¿Qué es una falla ciega o “blinding”?

El fenómeno de blinding ocurre cuando un relevador de respaldo (“aguas arriba”) no detecta una falla que sucede más adelante en el sistema. Es como si el dispositivo se quedara “ciego” ante la falla.

Esto suele ser causado por cambios en la impedancia del sistema, como la conexión de generación distribuida (paneles solares) o reconfiguraciones de la red. Estas modificaciones pueden reducir la corriente de falla vista por el relevador de respaldo a un nivel inferior a su ajuste de activación, dejándolo inoperativo.

El blinding es una de las principales razones por las que los estudios de coordinación deben ser revisados periódicamente. Un sistema seguro hoy puede tener un punto ciego peligroso mañana si no se monitorean los cambios en la red.

¿Se pueden coordinar relevadores nuevos con equipos antiguos?

Sí, es técnicamente posible coordinar un relevador digital moderno con equipos electromecánicos o de estado sólido más antiguos. Sin embargo, es una tarea compleja que requiere un análisis detallado.

El ingeniero de protecciones debe considerar las curvas de operación, tolerancias y tiempos de respuesta de cada tecnología. Por ejemplo, los relevadores electromecánicos tienen una inercia mecánica (overtravel) que los digitales no poseen, y esto debe ser compensado en los ajustes.

Aunque es factible, la recomendación es modernizar los equipos progresivamente. Los relevadores digitales ofrecen mayor precisión, flexibilidad, confiabilidad y funciones avanzadas de comunicación y registro de eventos, que son cruciales para el diagnóstico de fallas y el mantenimiento predictivo.


En iTepeyac, combinamos más de 15 años de experiencia en ingeniería de campo con equipos de marcas líderes para ofrecer soluciones de protección y automatización que garantizan la máxima confiabilidad. Si su objetivo es elevar la seguridad y continuidad de su sistema eléctrico, contáctanos para una asesoría especializada.